La salvación está disponible solo a través de la fe en Jesucristo. El Ungido, Verdadero y Fiel
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La preexistencia de Jesús significa que existió antes de venir a la tierra.
La Biblia deja en claro que Jesús no solo existió antes de Su encarnación en la tierra, sino que también es parte de la Trinidad y existió como Dios desde toda la eternidad pasada. Las Escrituras de apoyo aparecen a lo largo del Antiguo y Nuevo Testamento. La deidad de Jesús, y por lo tanto la preexistencia, se prueba aún más por Su milagrosa resurrección (Juan 10:17-18). Este acto de poder autenticó Su ministerio y significa que Él es el Salvador vivo y divino, que ahora está sentado a la diestra de Dios.
Jesús era el ángel del Señor en el Antiguo Testamento.
El Ángel del Señor o el Ángel de Dios o el Ángel de Su Presencia se identifica fácilmente con el Señor. Es obvio que el Ángel del Señor es una Persona distinta en Sí Mismo, de Dios Padre. Él es uno de los Tres en Uno y es el Señor Dios visible del Antiguo Testamento, así como Jesús es el Señor en el Nuevo Testamento.
Jesucristo fue único en el sentido de que solo él, de todos los que alguna vez vivieron, era tanto Dios como hombre.
Jesús es descrito en las Escrituras como único. Él es el Hijo de Dios (Mateo 16:16). Él es el Hijo del hombre (Mateo 16:13, 27, 28). Él es el Rey de Israel (Juan 1:49). Él es el Alfa y la Omega, el primero y el último (Apocalipsis 22:13). Él es el Amén, el testigo fiel y verdadero (Apocalipsis 3:14). Él es todo esto y más. Él es verdaderamente el único de Su especie, el único Dios-hombre, completamente Dios y completamente hombre. El suyo fue el único nacimiento virginal de la historia. Él fue el único adulto sin pecado que jamás haya vivido en la Tierra. La suya fue la única resurrección permanente y la única ascensión para reinar para siempre.
La autoridad de Jesucristo le es dada por el Padre.
Una de las cosas que más llama la atención de la gente acerca de Jesús es su autoridad. El Nuevo Testamento da numerosos relatos donde se nota con asombro la autoridad de su persona, sus palabras y sus hechos. Ya sea la respuesta de sus discípulos, al dejar todo para seguirlo, o la respuesta de un muerto, al volver a la vida, la autoridad de Jesús se destaca claramente.
Jesús mismo reveló que Él era el Mesías prometido.
The Old Testament prophets went to great lengths to describe the Messiah’s life, death, and victorious resurrection. Jesus of Nazareth fulfilled these prophecies in such accurate detail a millennium later that there can be no doubt that He was that promised Messiah.